Bajo el hastang «#playtoo», miles de mujeres ajedrecistas enseñaron ayer sus trebejos en medio mundo…, y en una aldea de Hispania, al estilo de Uderzo y Goscinny, 16 mujeres de Getafe hicieron lo propio en el XIII Torneo del Fender. Y allí (o sea, aquí), en una noche pendiente de repetir, la pequeña Lucía Martín, con una pícara sonrisa propia de Asterix, «played and won».
Quien te lo cuente, sin haber estado «in situ», mentirá al no saber reflejar las buenas vibraciones que nos deja un torneo pensado para empoderar y dar visibilidad a la mujer también entre los 64 escaques, porque, para expresar lo ocurrido, hay que elevarse por encima del tablero y saber que anoche, madres e hijas, amigas y conocidas, jugaron para disfrutar del juego y hacer del ajedrez una apuesta plagada de simbolismo.
Para empezar, el ajedrez entre damas demostró ser un ajedrez puntual (que arrancó a la hora acordada y no con un «estoy aparcando») y entre las 16 inscritas (sin el «miramé si alguien me puede sustituir, que no me acordaba de que hoy había fútbol»). Y lo que bien empieza, bien acaba.
Hubo, como en cualquier torneo, emoción, nervios y sana competencia. Hubo risas y, a la más pequeña, también se le escaparon algunas lagrimillas. Hubo rivalidad y compañerismo. Hubo piezas colgadas, pero también buenas combinaciones. Y, sobre todo, hubo complicidad y un sexto sentido fuera y dentro del cuadrilátero.
Quedó demostrado que las nuevas generaciones vienen pegando fuerte. Así, tras Lucía Martín (12 años), que se fue imbatida, quedó segunda Inés Movilla (13 años). Aitana Blanco (10 años) quedó quinta y Sara Barros (12 años), octava.
Pero se evidenció que su fuerza de juego no es fruto de una generación espontánea, porque Begoña Artime quedó tercera; Alicia Guillamón, cuarta; y Olga Barrios, séptima.
Con todo, y más allá de la clasificación, fue un noche muy divertida, que hicieron posible, además de las ya citadas, Paloma Belén Mangas, María del Carmen Roldán, Mª José Padilla, Lourdes Gutiérrez, Silvia Elvira, Alejandra Martínez, Marisol Olmos, Silvia Ortega y Mónica Cabrero.
A todas ellas, nuestra gratitud y enhorabuena, queridas compañeras.
