Trebejos entre bambalinas

El Torneo Local de Ajedrez 2017 ha terminado.
¡Viva el Torneo Local de Ajedrez 2018!
Muchas son las cuestiones que nos podemos plantear a la hora de analizar y contar lo que ha sido este torneo en estos dos últimos sábados, 4 y 11 de marzo.
Muchas personas lo hemos jugado. Entre mayores y pequeños, más de doscientos hemos estado allí, dale que te pego, con los trebejos liados. Anécdotas de todo tipo. Incluso el propio espectáculo de ver no solo a los jugadores desarrollar el evento, sino a los propios padres, abuelos, familiares y amigos, asomándose inquietos a contemplar el devenir del torneo.
Ahora es tiempo de contar, comentar, dar y recibir parabienes a los ganadores, a los organizadores y a los participantes, tanto jugadores como público, por las magníficas sensaciones recibidas y transmitidas en este evento deportivo.
Por mi parte, como jugador y, al mismo tiempo, partícipe de la organización, debo hacer hincapié en el grato recuerdo que me queda de estos días, no solo por el trofeo ganado como el primer clasificado de jugadores veteranos, sino también como persona/herramienta al servicio de la organización, porque el torneo necesita muchos esfuerzos de bastantes personas para su puesta en marcha, desarrollo y final.
Desde las primeras reuniones decidiendo fechas y lugares, primeros esbozos de normas y previsiones de materiales, pasando por la logística de llevar y traer material de un lado a otro y terminando con el acarreo físico de ese material desde diversos puntos para ponerlo en su sitio, de tal forma que el sábado, 4 de marzo, a las 10,00 de la mañana, todo esté preparado para sentarse y jugar.
Luego, tras las cuatro primeras partidas, recoger todo y guardarlo hasta la próxima semana, en la que, de nuevo, hay que poner cada pieza en su sitio para, tras la octava partida, iniciar la recogida final y definitiva hasta el próximo año, tras esa espectacular y exitosa entrega de premios a los ganadores y recuerdo a todos los participantes.
Y ahí termina habitualmente la crónica del torneo.
Pero hay algo más que me recuerda que, tras mi faceta de jugador y organizador, hay también un espectador al que le ha llamado la atención ese esfuerzo continuado, silencioso, impagable, voluntarioso e indestructible de todos los familiares de los jugadores jóvenes, apoyándoles, estando simplemente enjugando lágrimas de derrotas y aplaudiendo triunfos, paseando orgullosos el apellido de su vástago, consejeros en las dudas, acicates en los intermedios y pacientes y expectantes mientras el juego se desarrolla, mirando, examinando, asombrándose de ese niño o niña que está tan serio y formal en esa partida con otro niño o niña y que no puede ser el mismo ni la misma que en casa no para ni un momento…
Y es a ellos, por todo ello, entre bambalinas, a los quiero dedicar hoy mi aplauso, mi agradecimiento y mi reconocimiento, porque sin ellos este torneo no hubiera sido posible.
José Luis Ramos