V CENTENARIO 5.5 - 0.5 GETAFE A BATAN 3 - 3 GETAFE B CAPABLANCA C 3.5 - 2.5 GETAFE C FILANTROPOS EQUIGOMA 4 - 1 GETAFE D BLANCO Y NEGRO G 1.5 - 3.5 GETAFE E LA DIDACTICA F 0.5 - 4.5 GETAFE F ALCALA H.LAB.VESNA G 2.5 - 2.5 GETAFE G VILLAVERDE C 3.5 - 1.5 GETAFE H LIBERTY CHESS C 5 - 0 GETAFE I
Dos victorias, dos empates y cinco derrotas es el balance del día. Próximo domingo mejoraremos, ¡seguro!
Crónica del «C»: Lo que hoy voy a contar no es nuevo, os resultará familiar. Es la sensación de decepción por una derrota no prevista, en ningún momento imaginada; esa cara de tonto que se nos queda cuando, tras tres horas convencidos de que el partido lo ganábamos, en los últimos veinte minutos dos partidas dan un vuelco total y el partido se va al garete. Eso nos ha pasado hoy en nuestra visita a Capablanca.
Mirando el transcurrir de las partidas, pasada la primera hora de juego, ya pude comprobar que el viento llenaba las velas y nos impulsaba fuerte a puerto seguro. Juan ganaba pieza y David ganaba un peón. El resto tenía buena posición o, al menos, de igualdad. Por eso, y con ese convencimiento, ofrecí tablas a mi rival. Las aceptó, tras consultar con su capitán. Estábamos ya en un final de dos alfiles y seis peones contra caballo, alfil y los mismos seis peones. Pensé que tablas en esas condiciones en el tablero 3 era una buena apuesta. 0.5-0.5
Al poco, Juan ganó su partida pero la de Andrés empezó a complicarse con la pérdida de un peón. La presencia de las dos torres en cada bando hacía imaginar que podría jugar alguna baza de tablas oportunamente. Óscar, tenía un prometedor ataque al enroque enemigo y David y Luis, en los dos primeros tableros, auguraban casi dos triunfos. Las cuentas seguían cuadrando. 0.5-1.5
¿Por qué, y seguro que os lo habéis preguntado más de una vez, de repente nuestro cerebro «deja de ver» determinadas cosas que están delante de nuestros ojos? Por ejemplo. la casilla c7 controlada por un caballo enemigo aparece libre de vigilancia y movemos nuestra dama a esa casilla convencidos totalmente de la bondad del movimiento para, inmediatamente, en el siguiente segundo, sentir que la tierra se abre bajo nuestros pies al desaparecer la venda y ser conscientes de nuestra ceguera. No hay respuesta. No lo «vemos» y nos dejamos la dama, o la pieza que sea, que nos aboca, sin miramientos, sin VAR posible, sin piedad, a la derrota. Eso le pasó a Luis. 1.5-1.5
David, impertérrito, a lo suyo, con esa flema a la que ya nos ha acostumbrado, ganó su partida a continuación, inmisericorde hasta que su rival hincó la rodilla. 1.5-2.5
Quedaban las partidas de Óscar y de Andrés. La de Andrés ya se veía que no sería posible ninguna maniobra que evitase la derrota; por más que intentase lo imposible, Andrés tuvo que abandonar. 2.5-2.5
Y el vuelco en la partida de Óscar ya se había producido antes; el prometedor ataque al enroque se convirtió en ganancia de un peón y, lo que pudo ser un segundo peón de ventaja, se trastabilló en una oportunidad al contrario de recuperarse, cosa que éste no desaprovechó y subiendo sus torres a la segunda fila, consiguió, no solo, parar el ataque de nuestro compañero sino que se llevó el punto en litigio al ganar la calidad y un peón. Partido perdido. 3.5-2.5