Una nueva temporada y ya estamos aquí. Este año tenemos cinco equipos en Tercera, uno en Primera y otro en Preferente. Lógicamente, nuestro objetivo es subir a Segunda y así arreglar el desaguisado del año pasado, en que bajamos escandalosamente.
Un Club con sietes equipos en Liga Madrileña no es una papeleta fácil, especialmente a la hora de confeccionar los equipos, equilibrando en lo posible para que cada uno pueda luchar con un mínimo de garantías por sus objetivos. Luego también interviene el factor de que algún domingo, los equipos de arriba necesitan algún refuerzo porque no han podido, por los motivos que fueren, completar su equipo. Y ese refuerzo llega desde los equipos de Tercera, sin que podamos reforzarnos entre nosotros.
En fin, este preámbulo viene a cuento porque este pasado domingo, primera jornada de liga, uno de los nuestros “subió” a echar una mano al B, de Primera. Y lo hizo bien porque ganaron. Nosotros empatamos en casa del Colmenarejo Chess D.
Lo cierto es que pudimos ganar, pero también pudimos perder, porque en tres partidas las alternativas se sucedían de forma escalofriante para mis compañeros que estaban pendiente de ellas.
Yo, José Luis, jugaba en segundo tablero, con blancas, y en breves intervalos había visto ganar a Andrés y perder a Juan. Álvaro perdía calidad y Juancar me comentó de pasada que las estaba pasando moradas. En mi partida, cuando debí cambiar damas para quedarme con calidad de ventaja, me equivoqué y se me complicó hasta el punto de verla casi perdida, pero seguí remando como se suele decir.
El tiempo pasaba y era la única partida en juego, notaba la tensión alrededor mía así que me volví y pregunté como íbamos. Empatados, me dijo Juan. Con cinco minutos en mi reloj y tres minutos en el del contrario y viendo que yo ganaba calidad pero con dos peones de menos, la posición muy bloqueada y peligrosos posibles saltos de su caballo, ofrecí tablas que me aceptaron inmediatamente.
Partido empatado que a los dos equipos creo que nos supo a gloria, por la tensión soportada. Creo que el resultado fue finalmente justo.
Como última reflexión de lo sucedido, pero que en alguna otra ocasión comentaré más detalladamente, es el engañoso orden de fuerza de los equipos de Tercera. Siempre es una sorpresa ver con quién vas a jugar realmente y todas las partidas tendremos que pelearlas hasta el final.