Las estadísticas no saben de amistad

Cuando el lunes encendí mi pc y abrí el navegador, apareció el cartelito de Google avisando que empezaba la primavera y está bien que sea así, porque el tiempo no se para por nuestros aconteceres… y muchos menos por los deportivos, ¡claro está!.
Este domingo jugamos el último partido contra AVA y perdimos, lo que no es noticia. Ya lo sé. Íbamos con uno de menos, porque nuestro primer tablero no apareció y suponemos que no volverá a aparecer…
Y al poco de empezar, en cosa de poco más de hora, ya perdíamos 2-0, porque yo no era capaz de concentrarme en nada y, cuando eso pasa, te dejas cosas como la torre que me «dejé» olvidada en la jugada 21. Mi contrario llevaba consumidos unos quince minutos y yo más del doble; es decir: intenté concentrarme, pero me resultaba imposible. En la jugada 18 la situación era de igualdad, según el motor de análisis (0,08), pero en la 21 rendía mi rey y estreché la mano de mi contrario.
A pesar de ello, y una vez expuesta la bilis, la mañana estuvo muy entretenida con los vaivenes de la partida de Aarón, que terminó en tablas finalmente; también Jairo firmó tablas después de un desgaste morrocotudo de ambos contendientes. Con el 3-1 en el marcador y las tablas aseguradas para el equipo de casa, ya no había ninguna nube en el horizonte que les metiese en el tumulto del descenso y el relax se palpó enseguida. Juan ganó su partida, tal y como hace él, haciendo como que no hace nada y Pedro se rindió tras una larga agonía que no pudo evitar por más complicaciones que intentó. Final: 4-2 en contra… y a tomar un refresco ¡que el día estaba estupendo!
Esta temporada 2016/17 en segunda división para el equipo C del Getafe se cierra con un descenso a tercera división, con dos partidos ganados, diez perdidos y el último puesto de la tabla.
Esos datos son los que pasarán al boletín de la historia del Club y esos datos dirán que no hemos sido un equipo competitivo en esta categoría y en este año. No lo hemos sido y el ajedrez nos dice que la culpa es nuestra y de nadie más.
Corresponderá en otro momento y sitio el análisis de los porqué y los cómo y los quiénes para confortar el equipo del año próximo.
Pero esos datos, fríos y estadísticos que nos devuelven a tercera, no dirán de ninguna forma el compañerismo y amistad que ha unido a este equipo, en donde cada uno ha dado lo mejor por el bien común que era el equipo. No hablarán de las risas y el cordial ambiente que hemos compartido incluso en los peores momentos, ni reflejarán de ninguna forma la emoción por despedir a Jairo con un «hasta siempre», ya que se va a trabajar y a vivir a Sevilla el próximo mayo.
En este club tenemos, como santo y seña, que «somos un grupo de amigos que comparten una afición»… y cuando el club crece, y en ésas estamos, a veces hay que hacer locuras y malabarismos para compaginar afición y competitividad. Pero la grandeza de este club me dice que eso seguirá siendo posible.
JOSÉ LUIS RAMOS