Lo llamamos «deporte-ciencia», pero nadie diría tal cosa. Ochenta y un equipos de 4 jugadores metidos en la cancha del polideportivo El Torreón de Pozuelo, jugando partidas de ajedrez a 25 minutos con 5 segundos de incremento, en lo que era la Final de la Liga de Ajedrez Activo 2017 de la Comunidad de Madrid… era, sobre todo, un «deporte-emoción».
Emociones tan básicas como el miedo al fracaso, de angustia y ansiedad, de esperanza y de entusiasmo… y del estallido de la alegría final. Emociones, en definitiva, que ayer domingo, 12 de noviembre de 2017, se dispararon a raudales.
El Club de Ajedrez Getafe afrontaba la séptima y última jornada de esta Liga en una posición de privilegio: siendo cuartos en la clasificación general y primeros entre los equipos de menos de 2000 puntos de Elo, pero nos enfrentábamos, a doble vuelta, al San Sebastián de los Reyes-V Centenario, igualados en la tabla y con las mismas aspiraciones. A nosotros nos valía con entablar en estos encuentros o ganar uno de ellos. Pero al Sanse, no.
Así que la emoción no solo estaba servida, sino que fue la auténtica protagonista de esta final, especialmente cuando, en los apuros de reloj, cualquier imprecisión se paga con una derrota o la evaporación de una clara ventaja.
Saldamos el primer choque con una derrota por la mínima (2,5-1,5), dejando escapar posiciones «científicamente» ganadas, pero «emocionalmente» explosivas. Así que todo el esfuerzo realizado desde el 1 de octubre podría diluirse como un azucarillo, si no ganábamos en el segundo de los encuentros.
Pero Caissa nos hizo ver en el momento oportuno que a la desesperación, a la inseguridad y a la irritación se las puede y se las debe combatir con optimismo, confianza y valentía. Y aunque sobre el tablero volvieron a conjugarse sabiduría con nervios, le dimos la vuelta al marcador, con victoria por 2,5 a 1,5. ¡Pum!
Inmensa dicha
Era la primera vez que Getafe alcanzaba una copa de campeón en el Ajedrez Activo, aunque ya habíamos rozado la gloria en ediciones anteriores, así que la dicha por el triunfo quedó automáticamente reflejada en la cara del equipo que disputó las cuatro partidas finales, en la del resto de jugadores que acudieron a hacer piña, en la de los compañeros que se acercaron para vivir la final, como el gran Noel López, y en los mensajes de Whatsapp que ayer corrieron como la pólvora entre todos los miembros del Club.
De esta Liga nos van a quedar muchos momentos de satisfacción, pero, sin duda, ocuparán un lugar destacado la emotiva despedida de Andrew Rayle, la actuación invicta de Oleksandr Khudov, los consejos de Horacio Dotti, las «tablas» de José Avendaño (en el doble sentido de la palabra), la fuerza de juego de Manuel Cabañas, la seguridad que da siempre José Luis Ramos, la incorporación de Álvaro Martín, el arrope de Javier Galarreta, las aportaciones de Óscar Bermejo y la capitanía de un servidor, Juan Carlos Ballesteros.
Podría parecer el inicio de un chiste decir aquello de «¿adónde van un americano, un ucranio, un argentino y un español…?» (de espaldas y plantando cara al rival en la foto adjunta), pero en el mundo del ajedrez, donde hacemos bueno el lema «Gens una sumus», la respuesta es que, tras la Final, todos ellos se fueron a disfrutar del trabajo bien hecho con una cerveza/refresco que supo a gloria, pero que ni Caissa nos hubiese privado de ella ante una eventual derrota. ¡Bien lo sabe nuestra musa!
Porque en Getafe disfrutamos del ajedrez mucho más allá de los triunfos, aunque, cuando llegan, saben a…, saben a…, saben a una emoción indescriptible.
¡Qué les voy a contar que no intuyan!